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Hoy, por primera vez, alzamos la voz.

Hoy martes 27 de agosto de 2024, yo, Paula Cáceres González vengo denunciar a mi padre Patricio de la Cruz Cáceres Riquelme por abuso sexual infantil incestual reiterado. A su vez, mi amiga Verónica San Juan Cornejo viene a denunciar por abuso sexual reiterado en mayor de 14 años en contexto eclesiástico y abuso de conciencia al mismo Patricio Cáceres Riquelme, asistente social, ex profesor de religión, ex funcionario del Arzobispado de Santiago en las décadas de los 70 y 80, terapeuta transpersonal, reikista y tarotista


Ambas nos conocimos en 1982 en la Vicaría de Pastoral Juvenil de Santiago cuando teníamos 10 y 16 años respectivamente. Compartimos vivencias pastorales y familiares hasta 1987. En 2023 nos reencontramos para dar un paso trascendental en nuestras vidas. Hoy tenemos 52 y 58 años y hemos esperado este momento por más de cuatro décadas.

Estamos conscientes de que sus delitos prescribieron y de que no será juzgado ni condenado, pero necesitamos revelar lo que hemos callado por décadas. Ya no tenemos miedo. Contamos con el apoyo incondicional de nuestras familias, de nuestras amigas y amigos y de decenas de personas que se han sumado a nuestra causa. Expresamos nuestra gratitud; su apoyo ha sido fundamental en este proceso tan doloroso.


Los hechos referidos son anteriores al 11 de julio de 2019, fecha en que fue promulgada en Chile la ley que declara imprescriptibles los delitos sexuales. ¡Cuánto habríamos apreciado que esta ley fuera retroactiva para que se aplicara a quien hoy denunciamos! Sin embargo, a pesar de la certeza de que sus delitos están prescritos, en marzo de 2024 nos propusimos presentar una querella en su contra.


Para esto contratamos a un estudio de abogadas con experiencia en casos de abuso sexual y en temas de género. Confiamos en que recibiríamos un trato acorde a su compromiso inicial y a su discurso sobre el respeto a las víctimas de abuso sexual, pero lo que obtuvimos fue un trato desconsiderado que se manifestó en silencios, incumplimientos de plazos, excusas y la entrega de un borrador de querella con omisiones graves de antecedentes procesales e interpretaciones erradas de hechos descritos en nuestros testimonios, además de errores de redacción y de ortografía. Al cabo de tres meses infructuosos que destinamos a tales tratativas, la conducta de estas abogadas nos hizo sentir invisibilizadas y minimizadas al punto de afectar nuestra salud mental y física. Esta revictimización inimaginada, junto con la recopilación de antecedentes relacionados con el desempeño laboral del estudio jurídico en casos previos, nos llevó a revocar el mandato de representación legal.


Luego de esta experiencia de maltrato iniciamos un proceso de reflexión y optamos por descartar la estrategia jurídica para no someternos a una nueva revictimización. Al mismo tiempo decidimos escribir esta carta pública para develar la verdad. Lo hacemos porque nos asiste la necesidad de una reparación que nos permita continuar con nuestras vidas. También lo hacemos para poner en alerta a potenciales víctimas.


Los detalles de los sucesos aquí denunciados están descritos en nuestros testimonios individuales que se pueden leer, aquí el testimonio de Paula y aquí el de Verónica. Además, en estos relatos nos referimos al contexto social y político de una época en que la Iglesia Católica representaba un refugio y constituía un referente moral frente a la dictadura. Nosotras creíamos en esta iglesia de la cual era parte Patricio de la Cruz Cáceres Riquelme.


Queremos dejar constancia de que sabemos que existen otras dos víctimas de abuso sexual perpetrado por Patricio de la Cruz Cáceres Riquelme. A mediados de los años 70 fue denunciado por “abusos deshonestos” en contra de una niña de 5 años. Estuvo detenido y fue liberado gracias a las gestiones de personas que participaban en el consejo pastoral de la Vicaría Zona Centro, institución dependiente del Arzobispado de Santiago y en la que él ejercía como secretario. Contamos con una testigo que puede acreditar lo que afirmamos. Sabemos el nombre de la víctima, pero por respeto a ella no entregaremos su identidad.

Nos consta que en el año 2001 fue declarado culpable de abuso sexual en contra de una niña con la que tiene un lazo de consanguineidad. La condena fue de 541 días. Por este caso estuvo encarcelado en la Penitenciaría de Santiago y tuvo el privilegio de vivir esta condena en el módulo destinado a los reos sancionados por delitos económicos y no en el espacio reservado para los abusadores sexuales. Posteriormente la pena le fue remitida por “trabajos voluntarios”. Contamos con el rol de esta causa.

Actualmente Patricio de la Cruz Cáceres Riquelme se desempeña como tarotista y participa como docente invitado en el postítulo de psicoterapia transpersonal para psicólogos clínicos y en el diplomado de psicología y psicoterapia transpersonal impartidos por el Instituto de Expansión de la Consciencia Humana, ubicado en la comuna de Curacaví. Su vinculación con esta entidad data de fines de los años 90, relación que lo ha llevado a dar cursos en Antofagasta, Concepción, Temuco y Puerto Varas.


En la versión 2024 de estos programas figura como docente invitado. Así lo informaba la página web de la institución hasta el 12 de agosto de 2024. Actualmente la página no está disponible. Tales cursos se realizan en forma presencial en Curacaví (Región Metropolitana), Concepción, Valdivia y en formato online. Nos importa que quienes hoy cursan estos estudios accedan a esta información.

Hoy es un día clave en nuestras vidas.

Hoy, por primera vez, alzamos la voz.



(Acá bajo este texto están también los testimonios y una carta de apoyo de familiares y amigos de las denunciantes. Comparte, difunde, exige justicia)

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