Les sobrevivientes que reúne esta red somos personas que en nuestra niñez, juventud o siendo adultes hemos sufrido abuso de poder, abuso de conciencia, abuso sexual, por parte de sacerdotes, religiosas, laicos, en entornos eclesiásticos.
También somos los que hemos padecido el encubrimiento sistemático de parte de la iglesia católica durante décadas, al proteger a estos delincuentes cambiándolos una y otra vez de ciudades y de países, escondiéndolos de la justicia e incluso disfrazando esa impunidad bajo la apariencia de un “castigo”.
Les sobrevivientes somos les que día a día recordamos a les que han partido sin ver justicia, a les que se han suicidado al no soportar más las secuelas de este delito. En nombre de elles también damos nuestra lucha.
Les sobrevivientes somos el silencio de un abuso constante, sistemático, agresivo, castrador, que ha buscado denigrarnos, cosificarnos, elevando a nuestros abusadores a sitiales de un poder morboso, inmoral e ilegal.
Somos ese silencio que día a día despierta, que se transforma en voz y en organización, que denuncia el abuso reiterado de miembros de la Iglesia Católica, que denuncia sus redes de protección y encubrimiento, que denuncia una estructura abusiva.
Somos un coro de voces que exige transformaciones profundas para acabar con el abuso en nuestra sociedad. Nuestro sueño es que les sobrevivientes de abuso sexual seamos una especie en extinción. Eso nos inspira a crear este imperfecto mapa.
Nosotres no deberíamos estar haciendo mapas. Deberíamos estar siendo cuidades y atendides por organismos del Estado en nuestro camino de sanación. Pero con dolor nos damos cuenta de que las pesadillas de nuestros abusos se cruzan con un horror del presente: niñes, adolescentes y personas vulnerables en peligro actual ¡y por eso reaccionamos!
Nuestra sociedad va comprendiendo que el abuso eclesiástico no es un tema entre el abusador y la persona abusada, tampoco es un problema privado entre le denunciante y la Iglesia Católica. Es una violación flagrante de los Derechos Humanos de niñas, niños, adolescentes y adultes que deja secuelas que nos han marcado de por vida. Lamentablemente este proceso de comprender y luego pasar a la acción nos parece excesivamente lento cuando de lo que aquí se trata es de infancias vulneradas.
Este imperfecto mapa que hoy regalamos a la sociedad chilena es un grito coral que rompe el silencio. Muches de nosotres dimos nuestro testimonio una y mil veces en los medios buscando concientizar, sensibilizar, alertar al país de crímenes sistemáticos.
Este es un mapa del presente. Ojalá un día sea sólo parte de la memoria de los delitos aberrantes cometidos en suelo chileno. Pero todavía estamos muy lejos de que así sea.
Tras padecer el abuso cada une de nosotres se pensó como aquel trapo viejo que el delincuente abandonaba en un rincón luego de satisfacerse. Se creía solo, encarcelado en una jaula de dolor eterno, padeciendo. Lo que fuimos descubriendo luego es que el daño permanente que recibimos también afectó a nuestras familias y las secuelas de ese crimen nos acompañan por el resto de nuestras vidas. Somos un problema de salud pública. Porque además de hacer de nuestras vidas un padecimiento diario, afectó nuestras relaciones sociales, laborales, familiares, todo. ¿A quién corresponde asumir el costo médico y humano de las secuelas de estos delitos? ¿Quién se ocupará de animar y recibir a los miles que siguen atrapados en el silencio impuesto por el abuso?
Esta RED exige al presidente de Chile Sebastián Piñera que dé respuesta a la solicitud que le hicimos el día 03 de agosto del año pasado por la creación de una Comisión Presidencial que permita avanzar en la búsqueda de Verdad, Justicia y Reparación a cientos sino miles de sobrevivientes en nuestro país. Si el Estado chileno sigue mirando de costado los abusos por parte de la iglesia chilena, sabiendo que estos delitos no son cuestiones del pasado, sabiendo que han sido una acción sistemática en la historia de nuestro país, como sistemático ha sido el encubrimiento de estos delincuentes, si el Estado chileno no actúa con firmeza; confirmará nuestra sospecha de que es cómplice de violaciones de los derechos humanos y entonces no nos quedará otro escenario que recurrir a las cortes internacionales.
Nos avalan la Convención de los derechos del Niño; la Convención contra la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes; la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW); la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra La Mujer - "Convención de Belém do Pará"; la Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, entre otros documentos suscritos y/o ratificados por el Estado de Chile.
Esta Red apoya el proyecto de ley de imprescriptibilidad de los delitos sexuales de Chile. Si miran las fechas de los abusos y la fecha de las denuncias que hemos recabado en este imperfecto mapa verán que por décadas callamos nuestros abusos y sabemos demasiado bien todo lo que se demora en salir del dolor, humillación, incluso de la culpa absurda de haber sido abusados y recién ahí poder hablar. Sólo cuatro de cada diez podrá contarle a su círculo de confianza el crimen que padecieron y apenas entre el 6 y el 10% hará la denuncia.
Esta Red apoya también todo proyecto de ley que apunte a poner fin a los privilegios que mantiene la Iglesia Católica, creemos profundamente en la igualdad total ante la ley.
Esta Red también alerta a las familias y al Estado que a diario ponen al cuidado directo de la Iglesia Católica o de sus congregaciones a niñas, niños y adolescentes a que miren este imperfecto mapa y se detengan un momento a pensar si pueden dormir tranquilos sabiendo que entre el 11% al 15% del clero chileno estaría involucrado en delitos sexuales contra la infancia.
Aprovechamos esta oportunidad para hacer un llamado a todes les sobrevivientes de abuso eclesiástico de Chile a denunciar a sus abusadores ante la justicia chilena. Les invitamos a acudir a la Fiscalía y aportar con la información que recuerden tanto de los abusadores como de otras personas miembros de la Iglesia que en su momento supieron de los abusos y callaron o realizaron actos de encubrimiento.
Les sobrevivientes reclamamos al Estado y a la Sociedad a hacer sus deberes. Justicia, reparación y prevención son obligaciones claras de los poderes estatales y nos preocupa que sigan en falta en una cuestión que afecta a generaciones en formación. Ustedes son los responsables de parar esto. Mientras nos reunimos acá, une niñe o adolescente está siendo abusade y más cerca de lo que ustedes quieren ver. Nosotres seguiremos haciendo nuestra parte, vuestra intervención es urgente.
Muchas gracias.
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