22 de marzo 2019
Respecto del Comunicado de hoy 22 de marzo 2019, en el que la Compañía de Jesús informa sobre la sanción aplicada al sacerdote Jesuita Juan Pablo Cárcamo, debo aclarar lo siguiente: Soy una de las denunciantes, y me atrevo a hacerlo después de escuchar en la radio que otra mujer ya había denunciado a Cárcamo en el 2016.
El 5 de mayo del 2018 denuncie el abuso del que fui objeto ante el delegado para la prevención de los abusos de la Compañía de Jesús, Arturo Vigneaux s.j. y por primera vez di mi testimonio; quien me deriva al abogado Waldo Bown, abogado a cargo de investigar las denuncias, quien concluye como verosímiles los hechos relatados. Estos ocurrieron mientras yo aún estaba en el colegio, Cárcamo cometió abuso de poder y de conciencia, tocaciones indebidas y besos en la boca. El agresor reconoció y asumió la veracidad de mi relato, pero negó las tocaciones indebidas, se defendió presentando argumentos que pretendían demostrar que yo ya contaba con 18 años, por tanto era mayor de edad. Al final, la Compañía de Jesús le cree y atenúa la sanción. Lo que nunca refuta Juan Pablo Cárcamo, son los besos en la boca a modo de saludo que acostumbraba a darme frecuentemente, y teniendo cuidado de que nadie más lo viera hacerlo. Esos besos se inician al poco andar de conocerlo en el año 1989, mientras yo cursaba IV medio teniendo 16 y 17 años, cumplo años en julio. Está claro que en el Comunicado la Compañía de Jesús miente, yo no era mayor de edad. El 7 de enero de este año, me llega la notificación de la “restricción” ( no sanción) impuesta al denunciado abusador, que me parece muy menor, sobre todo cuando lo mantienen en su rol de sacerdote y con el claro peligro de que nuevamente cometa estos abusos. Ese mismo día comenzó la lucha por conseguir que esta sanción fuera publicada, ¿por qué la esconden? ¿Por qué no son transparentes? Insistí, porque la única forma de prevenir nuevos abusos y protegerse es sabiendo, conociendo a los abusadores. Insistí porque el conocimiento de la sanción resulta, en estos tiempos, un derecho que tiene la ciudadanía completa, las comunidades de católicos y especialmente la comunidad de laicas, laicos, padres, apoderadas, apoderados, alumnas y alumnos de todos los colegios que la Compañía de Jesús tiene en Chile. La verdad y transparencia debe hacerse realidad como signo del compromiso para prevenir estos hechos en el futuro, y de demostrar que se está con las víctimas y no con el victimario. Tras 2 meses de insistencia, publican este Comunicado, no por decisión y convicción por parte de ellos que era lo correcto; lo publican porque lo pido insistentemente. He conversado con más personas, que han confirmado que no fui la única abusada, todas(os) tenemos nuestro propio tiempo, y debe respetarse; tengo la esperanza que den su propio testimonio. Estoy convencida que sin verdad no hay reparación. Apoyo Red de sobrevivientes de abuso eclesiástico de Chile y Grupo de denunciantes jesuitas de Chile Tanto la Red de sobrevivientes de abuso eclesiástico como el Grupo de denunciantes jesuitas en primer lugar saludamos la fuerza y valentía de las denunciantes del abusador Juan Pablo Cárcamo, quien como miembro de la Congregación de los jesuitas abusó en forma reiterada de ellas en distintas ocasiones y en el caso de una de ellas comenzó sus abusos siendo menor de edad, hecho tergiversado por la Congregación en su declaración del día 22 de marzo. Queremos agregar que la actitud de la Congregación jesuita de demorar la publicación de el leve castigo a Juan Pablo Carcamo, nos parece de una actitud contraria a la transparencia que debe haber frente al abuso eclesiástico. El que se niegue que una de las victimas haya empezado a ser abusada siendo menor de edad, que no se haya publicado en forma inmediata la sanción y que esta sea casi un chiste, nos parece una total falta de respeto a las 2 mujeres que han tenido la gran valentía de denunciar al señor Juan Pablo Cárcamo, pero también una falta de respeto a todos y todas los(as) sobrevivientes que luchamos por Verdad, por Justicia y por Reparación. Declaramos que la salida de obispos encubridores no es suficiente, esto se trata solo de cambios de nombres, el camino es la justicia, la verdad y la transparencia sobre los abusos, este camino viene por la lucha incansable de sobrevivientes de abuso eclesiástico. Los miembros de la iglesia católica tienen la obligación de entregar en forma expedita toda la información sobre abusos, no hacerlo es solo encubrimiento, Sin verdad no hay justicia, sin justicia no existe reparación.
Nos cuidamos entre todos y todas. Nunca más en silencio.
Red de sobrevivientes de abuso eclesiástico de Chile
Grupo de denunciantes jesuitas de Chile
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