El caso maristas en Chile confirma que la justicia vaticana no es tal. A un año de que la Santa Sede abriera una investigación excepcional a la congregación marista en Chile por las “graves acusaciones que podría conducir a una intervención general”, se mantiene el silencio y la falta de medidas concretas que den justicia a los sobrevivientes y terminen con el encubrimiento y la protección de los delincuentes sexuales maristas. El medio español El País citando fuentes en Roma señala en su nota de hace un año “la gravedad de los escándalos está fuera de duda y se han acreditado decenas de casos.”
Denunciamos que la medida tomada en enero de 2019, en apariencia positiva y tendiente a acelerar una respuesta responsable por parte de la Iglesia Católica, se confirma como una estrategia más para ganar tiempo en favor de los abusadores y sus redes de protección.
Desde el 2014 que Naciones Unidas demanda al Estado Vaticano modificar su sistema de justicia y este no lo hace, afectando con ello los derechos humanos de los denunciantes y no respetando los derechos de la infancia. En 2019 el Papa Francisco debió entregar un informe al Comité de Derechos del Niño de la ONU con los avances a las “exhortaciones urgentes” del máximo órgano internacional en esta materia y nuevamente no lo hizo.
En el trigésimo aniversario de la Convención sobre los Derechos del Niño y vigésimo aniversario del Protocolo Facultativo de la Convención sobre los Derechos del Niño sobre la venta de niños, la prostitución infantil y la pornografía infantil, es crucial que la Iglesia Católica cumpla con sus responsabilidades y deje de estar por fuera de los mínimos judiciales que se esperan de cualquier Estado.
Exigimos a la justicia chilena, Ministerio Público y Fiscalía, diferenciarse de la farsa vaticana y avanzar en acciones concretas que rompan la impunidad de la que gozan los abusadores maristas.
Reiteramos que la dilación es tiempo a favor de los delincuentes, que siguen viviendo amparados y protegidos por la Congregación Marista, en contacto con el resto de la comunidad. Ello es un peligro no solo para los casos conocidos, ya que mantienen activas sus redes, sino que también pueden cometer nuevos delitos. En Chile, esta congregación tiene a su cargo más de 15 mil niñas, niños y adolescentes.
Carlos Carvajal Araya
Jaime Concha Meneses
Gonzalo Dezerega Bustamante
Eneas Espinoza Gallardo
Jorge Franco Rojas
Isaac Givovich Contador
Eduardo Rozas Honorato
Eladio Valdés Arce
+ otros sobrevivientes.
Santiago, 11 de enero de 2020
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